martes, 29 de julio de 2008

Entre papeles viejos y olvidados. Discurso a la Promoción FICCIONES








Hace algún tiempo enseñaba en la Facultad de Educación de la UNFV. Y por esas cosas del destino una promoción tuvo la ocurrencia de elegirme su padrino. A mí que les hacía la vida imposible con clases pesadas y dejándoles a leer cuanto libro podía. Sin embargo, decidieron que apadrinara su promoción, a la que denominaron Ficciones (sintomático, ¿no?). Quedé en enviarles el discurso que pronuncie ante ellos y sus familiares (una emoción maravillosa que siempre llevo en mí), pero, ya sea por distracción, olvido, pereza, nunca se los envié. Hoy, revisando mi vieja computadora me topé con este discurso. Si lo publico no es por querer elogiarme a mí mismo, sino porque quiero pagar esa vieja deuda con ellos, mis amigos. Gracias, queridos jóvenes por su amistad.






PALABRAS PARA LA PROMOCION FICCIONES

El día de hoy me siento sumamente emocionado; no sólo porque es la primera vez que tengo el honor de haber sido escogido como padrino de una promoción de alumnos que egresan de la Universidad, si no que este honor se multiplica al máximo por el hecho de que estos alumnos son mucho más que eso para mí, son mis amigos, mis muy queridos amigos. Por eso las palabras que siguen a continuación no pueden ser dichas desde la razón, sino que se deben más al sentimiento, al cariño, a la gratitud, a la admiración; en suma, al amor que estos jóvenes provocan en mí.

Queridos jóvenes, es muy gratificante para mí verlos lograr sus deseos y sus metas. Ha culminado una etapa importante en sus vidas; su dedicación de cinco años, su esfuerzo constante por aprender día a día, su entrega y sacrificio reiterado finalmente ha logrado su recompensa. Hoy queridos jóvenes, egresan de esta universidad, se van de estas aulas para emprender un nuevo camino más allá de estos claustros; a partir de hoy ustedes pondrán en práctica lo poco o lo mucho que han aprendido aquí; a partir de hoy ustedes dejan de ser alumnos y se convierten en profesores.

Les deseo lo mejor en esta nueva etapa de sus vidas que hoy inician; les auguro el mayor de los éxitos posibles; y desde la confianza que me han dado, desde el cariño que me han profesado desinteresadamente, les ruego, les pido, les exijo, que nunca pierdan esa perseverancia que los ha caracterizado (y que yo admiro mucho en ustedes), ese espíritu de lucha, esa actitud rebelde y guerrera ante la vida. Jamás pierdan esa postura de desafiarse ante los problemas, ni grandes ni pequeños; es más, láncense a ellos con pasión y valentía, yo diría con furia, ya que, es la mejor arma que poseen para tener éxito y no caer en la mediocridad, ese pan de cada día que vemos por todas partes. Luchen, queridos amigos, luchen, no sólo para ser felices sino para hacer felices a los que los rodean. Porque la felicidad nunca puede ser completa si no es compartida. Porque la felicidad si no es de todos no es de nadie. Porque si es de pocos, es decir: de nadie, esa felicidad importa tan poco, sirve de nada.

Las personas que no tienen nada por qué desafiarse y luchar, no pueden dejar constancia de su existencia como personas, la lucha genera tensión creativa y, cuando esta tensión dinámica desaparece, lo que ocupa su lugar es la corrupción, en todos sus sentidos. Por eso, luchen, jóvenes, luchen cada día de su vida porque esa es la única manera de vivir cor orgullo y dignidad. Esa es la única manera de levantarse todas las mañanas y mirarse en el espejo sin sentir un asomo de vergüenza.

De la misma manera, queridos amigos, nunca jamás se cierren al dolor ajeno. No cierren sus ojos, no tapen sus oídos, no callen su boca. Oscar Wilde, escribe: “Donde hay dolor hay un lugar sagrado”. Respeten ese lugar, pero si es posible ayudar a superarlo, háganlo, porque es también uno de los deberes sublimes que tendrán que cumplir, porque ser profesores implica mucho más que ser trasmisores de conocimiento; en sus manos, está el futuro de nuestra sociedad, de nuestra nación, de la humanidad completa.

Con el avance de la tecnología, actualmente, son más las tareas en que las máquinas remplazan al hombre. Frente a este proceso de deshumanización, ustedes deben mantenerse firmes en dar testimonio de los valores humanos de la persona. Esto, lo podrán lograr si toman en serio su vocación de servicio a los demás, si toman en serio los postulados de la carrera que han terminado el día de hoy. Quién no vive para servir, no sirve para vivir; porque con el ejemplo, podrán generar cambios de conducta, en cada una de las personas que van a pasar por sus vidas. Queridos amigos, esfuércense en cambiar esas vidas que van a llegar a sus vidas, dense íntegros en ese reto invalorable que deberán asumir y afrontar con responsabilidad y orgullo; den la vida, quemen el cielo, si es necesario por dejar algo bueno y duradero en sus alumnos; porque si no lo hacen habrán fracasado rotundamente y es más, como alguna vez les dijera en clase, sus profesores, yo mismo, sobre todo yo mismo, también habremos fracasado. Queridos jóvenes, el hombre sólo cabe en la utopía, como dice el gran maestro Ernesto Sábato; sólo quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido. Y ustedes tienen un papel fundamental en esta tarea quijotesca tal vez, pero urgente y necesaria; la tarea ineludible e inmediata de cambiar el mundo; ustedes son los maestros del hoy y el mañana, ustedes tienen el deber de hacer del mundo un lugar mejor que el que encontraron o les dejaron. Por favor, no eviten el destino magnifico y maravilloso que la vida les ha encomendado.

Hoy empiezan este nuevo camino, más difícil, más exigente, pero quizá más digno e imperioso. Sus profesores, yo aún mucho más, nos sentimos orgullosos por cada uno de ustedes; sin embargo, este sentimiento es compartido también por sus padres.

Señores padres: uno de los mayores logros en vuestras vidas es ver que sus hijos logren sus metas y lleguen a ser mejor que nosotros.

Que, sus hijos han iniciado el camino hacia su realización y esto, no hubiera sido posible sin su esfuerzo, sacrificio, apoyo y comprensión.

Que, sus hijos han logrado parte de sus metas, eso es verdad, pero, aún falta un camino largo por recorrer, el mismo que sólo podrá lograr si siguen contando con su apoyo, con su experiencia, con su amor y con la confianza en que Dios nunca no nos abandona, por más grande que sea el obstáculo; porque el camino al éxito no es fácil, por el contrario está plagado de sin sabores y dificultades por el que tienen que transitar sus hijos, ayúdenlos a vencer para que lleguen a la cumbre y puedan izar la bandera del éxito, que será el éxito de ustedes también.

Finalmente jóvenes villarrealinos, la vida los espera, que la mística en sus vidas, siempre sea luchar hasta triunfar, para el prestigio de ustedes mismos y de su alma mater; pero, también esperamos de ustedes, sean sin lugar a dudas, nuestros mejores difusores de este gran proyecto, de esta gran realidad que es la Universidad Nacional Federico Villarreal, su casa, mi casa, la casa de todos.

Ojalá no haya mucho de intrascendente en lo que he tenido que hablar; ojalá se haya entendido por lo menos algo de lo mucho que quise decir, ojalá haya podido cumplir con ustedes, mi amigos; les agradezco y les ruego dispensarme.

Gracias.

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